SIENTO MUCHÍSIMO EL SILENCIO DE ESTOS MESES.

Ya sé que no he estado por aquí durante algún tiempo, pero a veces es mejor no luchar contra el destino y guardar silencio cuando tu voz se ahoga. Pronto, sin embargo, volveré a llenar de palabras las lagunas desiertas de mi alma. Hasta entonces, un abrazo.



























































































































































































































































A veces quisiera saber rezar


EL NOCTÁMBULO

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en los cielos, aunque cada día lo intento no logro entender tus designios. El cuerpo de un joven subsahariano de no más de veinte apareció flotando entre las irascibles aguas del Estrecho una fría madrugada de noviembre, y no entiendo Padre Nuestro por qué le dejaste recorrer miles de kilómetros a través de infranqueables desiertos e inhóspitos países para arrebatarle la vida cuando estaba tan cerca de alcanzar su objetivo. ¿Le prometió a sus padres que regresaría para sacarlos de la miseria, le dio un beso de despedida a sus hermanos pequeños mientras les contaba que pronto todos estarían en Europa donde encontrarían trabajo y una vida digna, le regaló una caricia a su novia y la abrazó bajo las sempiternas estrellas africanas la noche antes de su marcha? Perdona mi atrevimiento Padre Nuestro, pero por dios que no entiendo tus designios.
Santificado sea tu nombre y santificados sean todos los infelices que cada día la hambruna, la miseria y las guerras envían a tu celestial reino. Sin duda encontrarán allí tanta paz, felicidad y amor como aquí dolor, tristeza y sufrimiento. No me mal interpretes Señor, pero conozco los padecimientos del alma humana y no logro concebir cómo siendo todopoderoso no remedias los males que cada día azotan nuestro miserable mundo.
Venga a nosotros tu reino, pero que venga pronto y que sea un reino de justicia, de igualdad y de respeto para los hombres, porque estamos cansados de Apocalipsis bíblicos en forma de huracanes, maremotos o inundaciones que siempre se ceban en los más desfavorecidos, porque el hombre no debió ser creado para infligir tormento y dolor a otros hombres y porque hay días en que me avergüenzo de mi condición humana, pues no comprendo cómo un hijo de Dios (¿o no somos todos hijos de Dios?) puede cometer actos de inenarrable crueldad como raptar a una chica, golpearla, violarla salvajemente a pesar de su llanto y su dolor y después asesinarla con saña mientras ella suplica por su vida; ni comprendo cómo un hijo de Dios puede torturar a otro hijo de Dios en nombre de su religión o inmolarse sin piedad para acabar con las vidas de tantos “infieles”. Disculpa mi osadía Creador del Universo pero no debiste situar tu reino de felicidad eterna tan lejos, dejándonos el infierno tan cerca… creo que la humanidad ha seguido el mal ejemplo.
Que tu Voluntad se cumpla, tanto en la tierra como en el cielo, y que nadie ose contradecirla, pues si fue tu voluntad que hombres excepcionales como Jesús de Nazaret, Ghandi o Martin Luther King viniesen a iluminar las tinieblas que los hombres habíamos tejido en este mundo, sin duda hay una grandeza infinita en la misma. Pero no más voluntades caprichosas de los políticos, terroristas o líderes religiosos de turno, porque si es ésa tu Voluntad estamos irremediablemente perdidos.
Danos hoy nuestro pan de cada día, a los de Occidente y a los de Oriente, a los del Norte y a los del Sur. Ten piedad de los de abajo Padre Nuestro, al fin y al cabo ellos no tuvieron la culpa de nacer en el “Tercer Mundo”. No sé, tal vez con las migajas que nos sobran en el “Primero” tuviesen suficiente: Nosotros tenemos tanto y ellos tan poco… Dispensa mis palabras si en algo te ofendieron pero el pan que tú nos ofreces no debería ser “nuestro” ni “suyo”, sino de todos, pues nadie debiera tener poder sobre la hambruna o la saciedad de los demás.
Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. En última instancia esos pobres hombres que apuñalaron en setenta u ochenta ocasiones a las que un día fueron sus parejas sentimentales deshilvanando con cada puñalada la madeja de sus vidas, o las ataron a una silla antes de rociarlas con gasolina y prenderles fuego merecen el Perdón tanto como aquellos angelitos que colocan fusiles de asalto en las manos de niños de siete u ocho años antes de situarlos en la primera línea de fuego para que sirvan como carne de cañón. Exonera mis excesos Tú que todo lo puedes, pero hay ciertos actos que jamás podrán ser perdonados.
No nos dejes caer en la tentación de acabar con aquellos que viven a costa de los demás, que se lucran del dolor que las guerras generan y que construyen palacios de oro sobre cimientos de sangre inocente. Ni nos dejes caer en la tentación de dudar de tu justicia porque en este mundo impere la ley del más fuerte.
Y líbranos del mal que acecha por doquier, pues sólo tú posees el poder para guiarnos en este laberinto de Dédalo en el que se ha convertido la Tierra, un laberinto indescifrable donde el Bien y el Mal parecen ir de la mano y donde perder el buen camino es tan fácil que resulta aterrador. Absuelve mis herejías Señor, pero no comprendo por qué no acudes a socorrer a unos hijos que necesitan más que nunca de tu salvadora presencia
Amén.